El fin del invierno viene acompañado por podas regulares que vemos por todas partes, necesarias para reencauzar la energía y liberarse de las ramas, hojas y flores rotas, dañadas o secas. Lamentablemente estas podas terminan ensuciando toda la ciudad. Con carreros que las tiran donde pueden y cestos de reciclados inundados de las mismas, suelen ser un problema para los vecinos.
Para combatir esta problemática, en MIMBRE tomamos la decisión de incorporar una máquina chipeadora, transformando un grandes volúmenes de podas en pequeñas cantidades de chip, las cuales tienen muchos usos y beneficios.

El Chip o los chips se agrupan para crear una capa de materia orgánica suelta. Una cubierta protectora que se extiende sobre el suelo aportando múltiples beneficios:
– Protege las raíces de bajas y altas temperaturas. Creando una capa de unos 5cm hace que las temperaturas sean más estables. No permite el paso ni del frío ni del calor.
– Controla la erosión de los suelos. Regando los canteros con chip, el agua golpea primera en la capa protectora, cayendo en la tierra ya amortiguada, evitando pozos y por ende erosión de los suelos.
– Alimenta el sustrato. Al estar compuesto de múltiples podas en distintos tamaños y durezas, ese mismo chip se va descomponiendo y decantando en el sustrato sumando al mismo distintos componentes.
– También hace un gran aporte estético, brinda tonalidades y armonía en canteros y parques.